jueves, 19 de septiembre de 2013

Orando a Dios en secreto

0 comentarios
"Pero tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en secreto", Mat_6:6
La idea principal en el ámbito de la relación con Dios es: Mantén tus ojos en Él, no en la gente. Ser conocido como una persona de oración no es un motivo correcto. Consigue un lugar privado para hablar con Dios, un sitio donde nadie sepa que estás orando. Cierra la puerta y háblale en secreto. Que tu única motivación sea la de conocer a tu Padre celestial. Es imposible que vivas como un discípulo sin tener tiempos claramente establecidos de oración en privado.
"Y al orar no uséis vanas repeticiones", Mat_6:7. Dios no nos oye porque oramos fervorosamente; sino sólo porque lo hacemos fundamentados en la redención. Él nunca se impresiona con nuestro fervor. Orar no es simplemente conseguir sus bendiciones; esta es la clase de oración más elemental. Orar consiste en lograr una perfecta comunión y unidad con Dios. Si el Hijo de Dios se ha formado en nosotros por la regeneración, Él nos continuará exhortando más allá del sentido común y cambiará nuestra actitud con respecto a lo que pedimos.
"Todo aquel que pide, recibe", Mat_7:8. Nuestra oración es una palabrería santurrona en la que ni siquiera involucramos la voluntad. Y después decimos que Dios no nos contestó, cuando en realidad nunca le hemos pedido nada. Jesús dijo: "Pedid todo lo que queráis", Jua_15:7. Pedir significa que nuestra voluntad está involucrada. Siempre que nuestro Señor habló sobre la oración, lo hizo con la espléndida sencillez de un niño. Nosotros respondemos con una actitud crítica, diciendo: "Sí, pero Jesús dijo que debemos pedir". Recuerda que debemos pedir lo que está de acuerdo con el Dios que Jesucristo reveló.

viernes, 13 de septiembre de 2013

¿Alguna vez pierdes la paz?

0 comentarios
"La paz os dejo, mi paz os doy", Jua_14:27
Hay momentos en que nuestra paz se basa en la ignorancia. Pero cuando despertamos a las realidades de la vida, tener la verdadera paz interior es imposible, a menos que la recibamos de Jesús. Cuando nuestro Señor habla de paz, Él la crea, porque sus palabras siempre "son espíritu y son vida", Jua_6:63. ¿Alguna vez he recibido esta paz de la que Jesús habla? Mi paz os doy: una paz que viene por mirar su rostro y darnos cuenta de su imperturbabilidad. 
¿Hay algo en tu vida en este momento de desasosiego y dolor? ¿Estás asustado y confundido por las olas y la turbulencia que en su soberanía Dios ha permitido que vivas? ¿Haz volteado todas las grandes ro
cas de tu fe, en busca de un pozo de paz, gozo o consuelo, pero no lo haz encontrado? ¿Tu vida te parece completamente árida? Entonces, levanta la vista y recibe el tranquilo contentamiento del Señor Jesús. Reflejar su paz demuestra que estás bien con Él, porque eres libre de dirigir tus pensamientos hacia Él. Pero si no estás bien con Dios, sólo puedes volcar tu mente sobre ti mismo. Cuando permites que algo te oculte el rostro de Jesucristo, estás perturbado por algo, o tienes un falso sentido de seguridad.
Si, en este momento, un asunto te apremia, ¿tienes los ojos en Jesús y estás recibiendo paz de Él? Si es así, Él será una grata bendición de paz en y a través de ti. Pero, si le das vueltas al asunto una y otra vez, lo olvidas a Él y bien mereces todo lo que te pasa. Perdemos la paz y nos llenamos de ansiedad porque no lo hemos estado teniendo en cuenta. Cuando uno consulta con Jesucristo, la confusión se desvanece, porque en Él no hay ninguna confusión. Preséntale todo y ante la dificultad, el duelo y la aflicción escúchale decir "No se turbe vuestro corazón", Jua_14:27.

Devocional: En pos de lo Supremo.